José Félix Lafourie, presidente de la Federación Nacional de Ganaderos, Fedegán, no cree en los buenos propósitos de las Farc en las negociaciones de La Habana y menos que el presidente Juan Manuel Santos pueda decir que se queda en el poder hasta que haya paz en Colombia. Enfatiza que solo hasta el 9 de septiembre se conocerá la verdadera campaña por la Presidencia y que hasta el momento no ha definido su futuro político.
Creo que (Álvaro) Uribe anticipó todos los procesos previos a un calendario electoral que arranca el 9 de septiembre con la ley de garantías. Quienes de alguna forma deseen participar tienen que empezar a trabajar, porque esto ya arrancó.
En el corto plazo tengo unos compromisos con Fedegán y tengo que mantenerme en ellos. Uno, es lo que se está discutiendo en La Habana y no puedo dejar que los temas pasen sin que haya una respuesta por parte del sector que, en últimas, va a ser el más duramente castigado. Por otro lado, el partido Conservador, donde yo intentaría hacer mi proceso, no ha abierto el espacio para las candidaturas y desde ese punto de vista, aún es muy prematuro.
Todo lo contrario. Hemos sido un centro propositivo, constructor y de desarrollo en la ruralidad colombiana. Las Farc han sido los verdugos de los ganaderos y de todos los actores productivos del sector rural. Lo que hemos exigido son más elementos de política pública en el campo, sin que nos cataloguen como enemigos del desarrollo, simplemente porque nos oponemos a una negociación con las Farc. El Gobierno había dicho que no se iba a negociar el modelo de desarrollo económico ni la propiedad privada.
Las Farc nunca han tenido la tierra como punto de partida para un gran propósito de construcción nacional, para ellos la tierra y lo que está en torno les ha servido como demagogia política para hacer movilizaciones y generar situaciones de perturbación, pero en ningún caso para producir. Ellos siembran, pero minas antipersonas. Es un cuento que las Farc hablen de campesinos, cuando los han desplazado y extorsionado, hay un contrasentido y un problema moral porque la sociedad colombiana, que en vez de estar cuestionando e impugnando tantos años de terror, termina por excusar y darle una justificación al tema de la tierra como si estuviera en el centro del conflicto en Colombia.
Cuando me dicen que soy guerrerista, respondo que soy es civilista porque es evidente que en el país lo que se pretende con ese grupo narcoguerrerista es negociar la ley y el resto de colombianos hemos actuado con apego a las reglas de convivencia. Mientras usted o yo somos respetuosos de la ley, ellos llevan 50 años delinquiendo en actividades que van desde el terrorismo hasta el narcotráfico. En consecuencia, seis o siete mil guerrilleros van a imponerle a 46 millones de colombianos una paz negociando la ley y la Constitución.
Digamos que la diferencia que hay entre el presidente Santos y el presidente Uribe es que el segundo prefirió fortalecer el Estado y derrotar la criminalidad a través de los instrumentos que tiene el Estado, llámense justicia o fuerza pública. El presidente Santos resolvió negociar la ley para darle cabida a estos criminales.
Sí, el gobierno ha sido débil frente a estos actores armados, prueba de ello es que no hay una región de Colombia donde la inseguridad no vuelva a ser tema cotidiano. Y es que el Gobierno ha descuidado un frente que creíamos superado con los ocho años de seguridad democrática. Pero es evidente que cuando uno muestra debilidad frente ellos, los criminales empiezan a reactivarse y hoy son las Farc, mañana las bacrim o las Farcrim u otro sector el que comenzará a pedirle al Estado prerrogativas para dejar de cometer actos de terrorismo o atropellos contra la sociedad.
Me parece que fue una frase que no le salió bien, porque en el 2014 habrá un nuevo proceso electoral y estar o no en la Presidencia no depende de su voluntad sino de 20 o 25 millones de colombianos que son los que votan. Hoy las encuestas dicen que el 84 % no lo reelegiría. Además, su reelección no garantiza que los acuerdos de La Habana puedan conducir a la paz.
No podría contestar en cuerpo ajeno. Creo que el Gobierno y la Unidad Nacional deberán determinar una estrategia, pero no creo que sea una buena idea mantener rehenes a algunos parlamentarios uribistas, eso al final no va a tener ningún efecto. Además, el presidente Uribe con su Centro Democrático y la posibilidad de encabezar la lista al Senado podría tener unos resultados políticos que hoy no prevé el Gobierno, porque podría haber un Congreso mayoritariamente en contra.
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